viernes, 29 de junio de 2018

Estoy en calzoncillos
esperando al amarillo
y no me quejo
de ver mi reflejo en el espejo.

Busco un tinte azul cielo
en el calor que huele entrando añejo
mientras sangro salmorejo viejo.

Eh, jo-jo-jódeme el jolgorio que me trajo
la vieja guardia o te rajo aquí a destajo.
Bésame los hombros con tu perfidia.
Yo no tengo cláusulas.
Me tragué las cápsulas,
y he perdido la memoria.
El mañana es historia.
Vámonos sin penas y con glorias,
Que me falta el aire y no aguanto
las tonterías que llevo tanto trabajando
como una mula tonta.



sábado, 23 de junio de 2018

Por favor.

Te hecho de menos.
Me cueste o no reconocerlo y sigo sin saber por qué
aunque en el fondo creo saber por qué reniego.
Te hecho de menos.
Tu figura en el sofá, tumbada y casi desnuda
en las tardes de verano. Con la piel en los pies tan dura,
y las arrugas de tu pulgar e índice con las que jugaba.
Hecho de menos la primera vez que tú y mamá
nos dejasteis quedarnos hasta tarde con un silencio
cómplice de ternura a cambio de una cena llevada.
Hecho de menos verte aunque a veces fuera raro
y lo peor es que el raro era yo porque no te ubicaba
y creo que tú tampoco te ubicabas.
Y no era culpa de nadie.
Y sin embargo ya, nada.

A veces te sueño, y ojalá poder soñarte más.
Ojalá soñarte en las navidades frías con olores
a pino y humedades,
con piñones molidos
y en las noches de carnavales.
Con Álvaro, de mayores, y de más chavales.
Ojalá poder abrazarte después de casi diez años.
Y sí, sigo siendo un friki, papá.
Estoy más mayor siendo el mismo. Quiero que me veas, y quiero verte.
Aún no me has cambiado nada en la memoria y sigues
estando igual de mellado, e igual de alegre.
Con las manos detrás de tu cabeza que de pequeño no me gustaban
Pero que ahora a veces me sorprendo imitándote.
Y por favor, no me cambies en la memoria y acércate
en los sueños. Acércate porque quiero que fumes y que me oigas quejarme.
Verte caliente y no frío. Verte caliente y abrazarte.
Sólo por una vez.
Que me quedé con ganas,
por favor.
Verte caliente y abrazarte.

domingo, 10 de junio de 2018

Conjugarse en la noche.

Me queda en el alma
querer acabar en tu boca.
Esta noche me falta el aire,
ganas en los pulmones me sobran pocas.

No hay lucero más brillante que tu Luna.
Quiero ser nube ardiente y estrella para llegarte
en tu viento de verano y bañarme
en tus primeras luces del alba,
y terminar en tu estanque
rodeado de luciérnagas y calma.

Y sumergirme.

En ti y contigo.

Encontrarte y encontrarme. Encontrarnos.
Y redimirme, exaltarme y exaltarte,
y pecarme y pecarte y pecarnos.
Y hacer de todo esto un eterno instante.
Y que toda la poesía barata y procesada
cobre vida y sea música muda pura.
Y conjugarnos, y cuidarnos y besarnos.





sábado, 9 de junio de 2018

Sueño

He soñado que ha habido un evento mundial catastrófico. Se ha acabado el Internet. Ni electricidad. Pero sobre todo Internet. No hay más Internet. Se acabó.

La sociedad ha avanzado y se ha adaptado, involucionando. Llegamos mi familia y yo a este pueblo británico, con pequeños campos de césped cercano a la playa y de buena temperatura. Debería de ser verano. Los edificios fueron abandonados en su día y ahora han vuelto a ser ocupados por las muchedumbres que han sobrevivido a este evento. Mi padre, mi madre, mi hermano y yo conseguimos llegar días antes a un piso de uno de los edificios ocupados, posiblemente un tercero. Habría pasado un día o menos desde que llegamos y mi madre estaba con mi hermano en el salón preparando un juego de mesa para jugar en familia. El parchís, o algún juego de mesa clásico y simplón. Era curioso. A pesar de estar en una distopía cercana, la sociedad había retrocedido con la tecnología. No sólo teníamos que haber prescindido de todo lo tecnológico, sino que lo que antes hacían nuestros abuelos o bisabuelos, ahora lo hacíamos nosotros. El hablar, reunirse en familia, salir al parque o a la plaza donde se congregaba medio pueblo.

Mi padre estaba en la cocina de espaldas a mí. No nos hablábamos y él ordenaba el frigorífico y yo rebuscaba entre los cajones algo que habían dejado los inquilinos anteriores. Mi familia y yo acabábamos de llegar al pueblo con intenciones hostiles. De sobrevivir, de encerrarnos y defender nuestra nueva guarida en este futuro tan voluble. Y para nuestra sorpresa, el futuro ahí afuera era más pacífico y cálido de lo que nos imaginábamos. Las mujeres iban en manadas, protegiéndose y cuidándose las unas a las otras cuando salían de noche a comprar, aprovechando para volver bajo el sol de la madrugada de verano. Los jóvenes se reunían temprano en la mañana, vistiendo de antiguo y formando jolgorio los unos con los otros. Sin Internet se usaba la palabra como medio de comunicación cara a cara. Como en un patio de recreo, se formaban grupos y se diluían con la misma rapidez. Las masas se movían de aquí a allá, de sentarse en los bancos a buscar el puesto más cercano donde comprar frutos secos. Traían algún que otro instrumento o pelota y se pasaban el balón o las horas rasgando notas y entonando canciones. Todo esto lo veía desde la ventana sin cristales de nuestro nuevo piso y la verdad es que, tenía ganas de bajar.

Para terminar, antes de llegar al pueblo, recuerdo estar en Cádiz antes del evento, y yo y mi hermano nos encontramos a Maca. La saludé al verla por la calle y ella dudó en devolverme el saludo o hacerme caso omiso. Al final insistí y ella se acercó a saludar. Mi hermano parecía no gustarle nada estar en compañía suya y se mostró callado y austero en las conversaciones. Acabamos los tres en la azotea de mi edificio de pisos comunitarios en Cádiz, hablando de cómo nos iba en la vida y de lo mucho o poco que habían cambiado las cosas, sin saber luego que el Internet se iba a acabar por completo.

miércoles, 6 de junio de 2018

Cielo dorado
pavimento mojado
las nubes se levantan
iluso el bufón no hay perdón
aún el todo es temprano e inconcluso

A tientas tantas cantan
con trompetas pistas lisas
de lo que viene por delante
torcido el semblante me quedo difuso
en la mente, pero tente tú y tente tú cabrón
escucha Sancho que pa' estos no hay perdón.