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"No sólo el gato negro da mala suerte" |
Viendo que Perro se había perdido, Rana decidió encargarse él mismo de ir a ver a Dios y decirle que Hombre no quería volver a vivir. Si Hombre renacía, pensó Rana, seguro que encenagaría los ríos y destruiría el lugar de cría de las ranas.
Por fin, Perro llegó ante Dios para comunicarle el mensaje de Hombre. Tumbado, cantó suavemente entrelazada con su aullido la petición de Hombre de renacer. Dios quedó emocionado por la devocion de Perro por Hombre.
Pero le concedió su deseo a Rana, porque había llegado antes.