Qué caprichosas las horas que como las olas traen
En las noches febriles, sudores fríos y sueños
calientes.
Me arrancan una sed y suspiros que roen al
recuerdo que me visita a la luz del candil y es
La imagen de tu tez y carne de uva madura
llena de jugos y miel
Y veo a Proserpina en ti y a Plutón en mí. Y a
las granadas que afloran en tu cuero tras agarrar
y morder, y todo el zumo que se derrama por tu
piel que ahora anhelo beber.