sábado, 14 de febrero de 2015

Hay un convento olvidado, con altares tan altos como el verde que los abraza.
Hay dos dedos de bruja.
Hay tres ojos vigías que nunca se cansan. Tres apóstoles tuertos aposta.
Hay cuatro musarañas que rondan los rincones enterrados.
Hay cinco velas, pero ninguna encendida y todas gastadas.
Hay seis pisadas. Viejas como la última luna llena.
Hay siete veces siete negaciones de cristiandad.
Hay ocho salmos profanos que aún resuenan en los montes del olvido.
Hay nueve maneras de levantar los ecos turbados del pasado, y ninguna agradable.


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