Me duele el cuello de nuevo
Y miento y no miro
lo mucho que ciego suspiro
bajo este sol tibio, muerto y longevo.
Por falta de fuerzas y espiro.
Lo de hundirme en el colchón no es nada nuevo
Y cada paso que doy me cuesta un pedazo de alma y deliro
a gritos callados y rasgo con lágrimas la cara cuando llega el céfiro.
La puerta se ha abierto y a esconderme no me atrevo.
Por falta de fuerzas y expiro.
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