Despacio, se encara.
La rosada áurea brilla entre vapores, como el nácar.
Una sola línea negra cierra la estrella sumida en el delicioso Parnaso de los sentidos.
Y la media luna crece e hincha el espacio y el cosmos nacarado. Antes terso.
Y ahí estoy yo. Absorto. Mudo. Expectante.
Con la boca vacía y el pecho lleno.
Cubierto de azar. Colmado de sentidos y falto de espacio para seguir guardando el eclipse que tengo ante mis ojos.
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