lunes, 23 de agosto de 2010

Un mito africano sobre las ranas

     En una época en el que el agua escaseaba. Hombre pasó un tiempo pensando y se dio cuenta de que, en esas condiciones, acabaría muriendo y no se volvería a levantar. Así que Hombre envió a Perro para que le preguntara a Dios si volvería a renacer, como las flores de temporada, tras la muerte.

"No sólo el gato negro da mala suerte"
     Perro emprendió la marcha siguiendo el rastro de Dios. Pronto le distrajo el aroma de una sopa y se dejó guiar por su hambre hasta el lugar de donde proveníoa tan delicioso olor. Con tumbarse alli al lado, mirándola hervir. Perro era feliz, así que olvidó su mision.

     Viendo que Perro se había perdido, Rana decidió encargarse él mismo de ir a ver a Dios y decirle que Hombre no quería volver a vivir. Si Hombre renacía, pensó Rana, seguro que encenagaría los ríos y destruiría el lugar de cría de las ranas.

     Por fin, Perro llegó ante Dios para comunicarle el mensaje de Hombre. Tumbado, cantó suavemente entrelazada con su aullido la petición de Hombre de renacer. Dios quedó emocionado por la devocion de Perro por Hombre.

     Pero le concedió su deseo a Rana, porque había llegado antes.






Aunque sea el primer relato con el que inauguro el blog, he de decir que no es mío, sino que es una historia que siempre me gustó al enseñar que también las ranas traen malos augurios, junto con los gatos negros y serpientes.